Hace muchos años que le tengo ( posiblemente más de 15) fue regalo de mis padres; fueron a Santiago de Compostela y nos trajeron uno a cada hija.
Así que cuando comencé con las miniaturas y ante el hecho de que se abría el tejado, pues era como un cofre, mi cabeza daba vueltas para transformarlo.
Y este fue el inicio de un proyecto.
Lo empecé con mucho afán y se me ocurrió llevarlo un año a la feria para enseñárselo a las amigas para ver su reacción.
Las gusto la idea pero ....................hubo una, mi amiga Trivi que estaba de expositora que me dijo que la gustaba pero que el exterior brillaba demasiado.
Su opinión era muy importante para mi; ella no tenia el sentimentalismo por la pieza que tenia yo y además es una gran miniaturista. Me dijo que el gran trabajo que había realizado en el interior hasta ese momento necesitaba un cambio de exterior.
Entonces mis ojos empezaron a mirar de diferente manera la estructura y me fui dando cuenta de que tenia razón.
Había que cambiarlo pero quedo relegado.
El destino trajo a Trivi a mi casa y comenzamos a ver mis minis.
Salio el hórreo y como yo iba a aproximarme a Ávila días más tarde, me dijo que lo llevara y en su casa y bajo su supervisión comencé la transformación.
Puse tejas, pinte con cera color nogal la madera para matar el brillo, pinté la base del hórreo con pintura con aspecto de piedra y la plataforma la transforme en un prado.
Así me lo traje de vuelta a casa.
Ya parecía otra cosa....pero seguí un poco más.
Le hice unas escaleras que incorporé al frente para sustituir la que traía el.
y le dediqué un poco más a la zona verde poniendo trepadoras con flores, matojos contra el pie de la estructura, las ruinas de una pared (que ira al fondo) y hasta encargue una plataforma para ubicarle porque me di cuenta que necesitaba elevar la escena. Cada vez que lo movía los bordes se deterioraban.
La escala ronda 1:144